¿Qué es la razón? La razón es aquello en que estamos todos de acuerdo, todos o por lo menos la mayoría. La verdad es otra cosa: la razón es social; la verdad, de ordinario, es completamente individual, personal e incomunicable. La razón nos une y las verdades nos separan. (M. de Unamuno)
lunes, 18 de mayo de 2009
Quemaba el sol en la blanca
calleja de Maimará.
El añil del duro cielo
lucía su eternidad.
Alfombra tierna de flores
iba tendiendo el tuscal.
Mientras enero dormía
su siesta en el pedregal.
De pronto, mientras bullía
la abeja sobre el maizal,
el rojo sobre la alforja,
y bajo el cielo la paz,
por la calle larga, larga,
en un apretado haz
pasó la muerte callada.
Pasó la vida a la par.
Delante la cruz de palo,
sin nombre para nombrar.
Detrás los indios de bronce,
alcohol, silencio y pesar.
Cholas de viejas polleras,
manos de fogón y erial.
La vida llevando muerte
en un mismo caminar.
Muerte que pasas callada
por la siesta de cristal
con rezos de ojotas indias
sin pompas ni funeral.
¡Llévate esta flor siquiera,
mi copla y mi soledad,
y este cántaro de sueños
rotos en el pedregal!
Por la calle larga, larga,
un día me han de llevar
con cruz de madera indiana
sin nombre para nombrar.
Quiero un cortejo de coplas
y por tumba, el pedregal
¡Después... déjenme con ella,
con mi novia soledad!
jueves, 14 de mayo de 2009
Coordenadas urbanas 09/02/09
Se abre una puerta
que da a la realidad
de un lunes cualquiera.
Dos personajes que sólo comparten
el carácter intermedio de los fines de semana
se separan en ángulo llano;
vuelven la espalda sin mirar atrás.
Una princesa pagana robada
y un joven poeta verborrágico
que tienen en común
todos los lugares en donde se diferencian.
Que amantes es una palabra muy grande
pero así de poético también
es el rato acotado en que pueden compartirse.
Realidad por un lado,
realidad por el otro;
una semana y la siguiente.
En ese punto estratégico
de la ciudad
que de tan grande
no es escondite para nadie,
retoma cada cual
su rumbo.
Reinventan la rutina
que intenta hacer caso omiso
al golpe de improvisación
del que fueron dispuestas presas.
Reflexiones mañaneras:
1- Me depilé el pupo y no recibí nada copado a cambio.
2- Habría que revisar la repetición de algunas circunstancias
viernes, 8 de mayo de 2009
"ese día me mandó al descenso"
Siempre intenté mantener este espacio como... anónimo. Digamos que si alguien entra no se puede dar cuenta de que yo soy yo. Pero hoy estoy obligada a decir adiós y últimamente no sale ningún poema que me permita mantener el anonimato con intentos de metáforas tiradas de los pelos de la nariz.
Así que acá estoy, con un tono melancólico fingido, escribiendo por primera vez acá prosa en una primera persona que soy yo.
Cuando terminé 7º grado, la abuela copada de una compañera, que había ido a leernos libros durante el año, nos dio una especie de tarjetita como conmemoración del momento, o algo, que decía: "Siento que algo termina; debe ser que algo comienza".
¡Tal cual, abuela buena onda! Tenés razón. Para que empiecen cosas nuevas tienen que terminar las viejas. El tema es cuando uno no está del todo convencido de haber terminado un asunto y resulta que el asunto se rebela y termina con uno:
Apaaaa! (cara de casi indiganación: ¡¿quién te pensás que sos?!). Está bien, ya sé que parecía que yo ya había terminado con el asunto, ¿pero alguien se tomó la molestia de preguntarme y corroborar que yo hubiese realmente terminado?... Bueno, entonces no hay derecho de que venga este asunto y termine conmigo, porque por más que parezca lo que parezca, ¡yo no había dado por terminado este asunto...!
Claro que todos estos diálogos internos quedan internados en nuestro interior y uno simplemente se ve obligado a aceptar que ese asunto está terminado. Le guste a uno o no, el asunto decidió terminar con nosotros. Bueno, claro que si queremos podemos todavía darle vueltas a la cosa, pero, vamos, ¿cuánto sentido tiene?
De todos modos, si nos quedamos dándole vueltas a la cosa, nos quedamos también solos en esa, porque bien sabemos que el asunto nos abandonó y se fue a inventarse nuevos asuntos más entretenidos, más novedosos... Aunque el concepto resulte un poco redundante, vale.
Así que, nos paremos donde nos paremos, nos paramos solos.
Fin de la cuestión.
miércoles, 6 de mayo de 2009
¡Esta es parada de colectivo!
-
La muerte huele a hojarasca pudriendo
una acera otoñal:
blanda sobre llovido,
apaga los tacos de altivas (dudosas) señoritas.
El tiempo arruga el rostro,
gasta los ojos;
tiembla la mandíbula rellena
de moderno porcelanato.
El olor de la muerte se respira
al costado de la fosa.
Como primera dama,
la lluvia comprometida en películas y memorias.
La muerte huele a hojarasca pudriendo
una acera otoñal:
blanda sobre llovido,
apaga los tacos de altivas (dudosas) señoritas.
El tiempo arruga el rostro,
gasta los ojos;
tiembla la mandíbula rellena
de moderno porcelanato.
El olor de la muerte se respira
al costado de la fosa.
Como primera dama,
la lluvia comprometida en películas y memorias.
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