domingo, 25 de enero de 2009

Pesadilla (un paréntesis de estilo)



Camina encorvada
por un camino resbaladizo.
Un leve viento
conmueve su cabello.

Alza esperanzada la vista
hacia aquella luna nueva
que en su ausencia
la acompaña.

Está oscuro
y da pavor.
El encuentro con desconocidos gigantes
que ahogan las buenas intenciones
en la sangre seca
del desprotegido.

Se detiene a recoger
unas margaritas de muerte
que se encarnan en lodo
y florecen desgraciadas.

Una tristeza que es innombrable
le sitia los flancos.
La obliga a inspirar entrecortado
lo gélido del aire
de la orilla.

La bruma que nos hace ciegos
sube a uniformar contornos.
A difundir la igualdad
por la fuerza.

Con la cabeza dislocada
y el alma en un hilo
se mueve sólo
por transformar energía.

Siente el sudor
correr por su cara
mutando en esfuerzo
las lágrimas caídas.

Camina sin prisa
sin jamás cuestionarse.
Busca el horizonte
por donde quiera que el sol salga.



Es una noche que no ha de acabar.

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